Ritual de la Noche de San Juan
En muchos rincones de la Tierra la noche de San Juan, 24 de junio, es la noche
mágica por excelencia. Coincide aproximadamente con el solsticio de verano, 21
de junio, momento en el que el sol alcanza su cenit y empieza a declinar. Tiene
su origen en numerosos ritos y celebraciones paganas que nuestros antepasados
idearon ante el temor de que el Sol decreciera y no volviese a lucir.
El fuego y la luz se alzaron entonces como protagonistas de la noche con el
encendido de fogatas solicitando bonanzas y esperando que los males se alejasen.
A partir de esas remotas creencias el ser humano ha seguido realizando, durante
esa noche, todo tipo de rituales relacionados con el fuego purificador que
aniquila lo dañino y prolonga la vida otorgando prosperidad y dicha. En la Noche
de San Juan la luz se impone sobre las tinieblas y desde todos los rincones del
planeta se escuchan ecos de algarabía y fiesta. Se encienden hogueras en las
calles, la gente baila y salta por encima del fuego donde se quema todo lo
dañino y perjudicial con la esperanza y el anhelo de que en los días venideros
reine la armonía y la paz en sus vidas.
Todos anhelamos que la luz nos acompañe y que nunca la oscuridad se adueñe de
nuestras vidas. Para conseguirlo de una forma sencilla en nuestras casas
Meigaweb ha ideado el "Ritual de la Noche de San Juan" cuya finalidad es alejar
los males que nos acosan, derribar la negra ofensiva de nuestros miedos y entrar
en un período de alegría y bonanza donde nuestros deseos de bienestar y dicha
sean una realidad.
Con este ritual también nosotros podemos celebrar esta noche mágica en la
intimidad de nuestros hogares, en compañía de nuestra familia y de nuestros
amigos para que todos juntos encontremos la tan anhelada tranquilidad. El Ritual
de la Noche de San Juan utiliza la magia de las velas para conseguir nuestros
propósitos. Está formado por un altar, seis velas con los colores del Arco Iris,
una vela color marrón, una vela negra de menor tamaño, un recipiente con agua de
manantial y unas hojas de laurel.
El altar.
Las velas de colores.
La vela negra.
El agua de manantial.
Las plantas.
La oración.
Si ya tenemos el ritual completo y queremos regocijarnos en esta noche tan
especial y propicia para deshacernos de todo lo malo, lo primero que tenemos que
hacer es elegir un momento de tranquilidad, y luego, en solitario o en compañía
de nuestra familia o amigos preparamos el altar, preferiblemente en el suelo,
disponiendo las velas, el agua y las plantas.
Primero colocamos la vela negra en el centro, a continuación las velas de
colores en cada uno de los vértices del heptágono siguiendo el orden de los
números y haciendo coincidir los colores y, finalmente, en cualquier ángulo del
altar ubicamos el laurel formando una cruz.
Esparcimos alrededor del altar algunas gotas de agua siguiendo el sentido de las
agujas del reloj de manera que cerremos un círculo completo. Luego encendemos
las velas, primero la negra pronunciando la oración: "Esta vela representa la
oscuridad que se inicia esta noche de San Juan y será vencida por la fuerza de
la luz del Sol".
A continuación encendemos las demás velas por orden de numeración y pronunciamos
la segunda oración por cada una de las velas en el momento de encenderlas: "La
luz del Sol, del Arco Iris, vencerá las tinieblas de la larga noche y todo mal
pasado, presente y futuro será vencido".
Nos concentramos fijando la atención en nuestro propósito y si lo deseamos
escribiremos en dos hojas de papel, en una lo negativo que quemaremos con la
vela negra y en otro lo que deseamos que suceda que guardaremos hasta la próxima
noche de San Juan, recordando las oraciones, pensando que todo lo malo quedará
eliminado, vencido, excluido de nuestra vida. Sentimos cómo la luz que sale de
las seis velas del Arco Iris se funden en el blanco purificador del Sol
empujadas por la fuerza que fluye de la luz de la Tierra, luz fértil y
regeneradora.
Unidas las siete fuerzas comienzan a devorar la luz que procede del negro, de
las tinieblas arrasando los males pasados, presentes y futuros. El lado oscuro
que queremos destituir va sucumbiendo. Lentamente se impone la claridad. La luz
domina sobre las tinieblas.
El círculo se cierra, los hechos se han consumado. Visualizamos los deseos
cumplidos encerrados en el círculo donde nadie nos los puede arrebatar,
percibimos la alegría que nos produce caminar hacia lo saludable.
Luego, siguiendo las costumbres ancestrales, saltamos por encima del fuego como
acto que culmina el definitivo cumplimiento de nuestros propósitos.
Finalmente, si no disponemos de tiempo para que las velas se consuman por sí
solas, las apagamos empezando por la negra y terminando por las de colores en el
mismo orden en que las encendimos. El laurel que hemos utilizado en el ritual
podemos colocarlo en cualquier lugar de nuestra casa porque de él seguiremos
obteniendo la protección que necesitamos.
Con la culminación del Ritual de la Noche de San Juan hemos conseguido una vez
más que la luz triunfe sobre las tinieblas, que el lado oscuro quede sepultado
definitivamente bajo la espléndida luz blanca que acompaña todo lo bueno que a
nuestro alrededor existe.
Y ahora, alborozados, empapados de nuestros buenos deseos dejemos que nuestro
ser sea capaz de rezumar y regalar la concordia y luz que hemos conseguido, al
menos hasta la próxima Noche de San Juan.
Texto enviado por Lorena Benitez
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